A veces nos metemos tanto en nuestro papel de prevencionistas, en el foco de evitar tal o cual accidente infantil que perdemos de vista a la persona más importante de aportar seguridad infantil: a ti.
Entonamos el mea culpa y rectificamos en este post con un título que tú has puesto mediante las preguntas (reiteradas) en diferentes publicaciones de redes sociales, y te damos las gracias por hacernos: parar, leer, releer, detectar, reaccionar y actuar (sí, somos prevencionistas hasta escribiendo, vamos, un caso perdido).
Así que vamos a explicar que es la “V” desde el principio.
Recordaréis que esta campaña de seguridad infantil surgió gracias a nuestro amigo Jokin (no nos vamos a enrollar, en este enlace y en esta publi de IG os lo contamos).
Jokin, que las has visto de todos los colores en su trabajo, harto de casos de niños víctimas de caídas desde ventanas y balcones nos urgió la necesidad de la campaña y nos pusimos manos a la obra.
¿De dónde sale la “V”?
Realmente sale de los retoños de Jokin, y haciendo juego con la V de ventana decidimos explotar este recurso.
Los peques de Jokin aprendieron que cuando una ventana estaba abierta en casa debían avisar a su ama o a su aita, haciendo la “V” con los deditos y diciendo (o cantando) ventanaaaaa abiertaaaa, ventanaaaa abiertaaaa…
Hablando de seguridad infantil y de la campaña #OjOVentanaAbierta ¿qué es eso de la “V” y como se enseña?
¿Es un recurso de educación en prevención eficaz?
Pues a la vista de esta familia sí, pero también lo es no asomarse delante de los peques, no asomarlos para ver si viene papá o mamá, o simplemente para entretenerlos…son tantas las acciones que cuentan para educar en prevención y es tan fuerte el ejemplo de nuestros actos como los diferentes mensajes y las actitudes o, cual es nuestra actitud frente a su aviso de algo como “V”, si se lo agradecemos, si lo ignoramos…
Vamos a la pregunta que nos habéis formulado (la del millón) ¿Cuándo está un peque preparado para asimilar cognitivamente el riesgo?
Antes de desarrollar la pregunta, una afirmación categórica: ante un accidente como el que estamos evitando de caídas desde ventanas y balcones, o por ejemplo cuando tratamos la prevención de ahogamientos ¡NUNCA SOLOS! Felicita por las actitudes preventivas, pero nunca, nunca solos.
Dicho esto, vamos con uno de esos ejemplos que no nos cansamos de repetir.
Sabes que tu peque crecerá y llegará un día en que empiecen a salir con sus amistades, en grupito, una vuelta por el barrio y así progresivamente.
Sabes también que tu peque cuando llegue ese momento sabrá como cruzar con seguridad puesto que tú, para educar en educación vial, le explicas que siempre tiene que cruzar en verde, que debe utilizar los pasos de peatones, que establezca contacto visual con el conductor antes de pasar, que no cruce entre los coches…¡PERFECTO!
Pero, todo eso que le explicas, después no lo cumples porque “llegamos tarde”, “hoy tengo prisa” “te espero aparcada en doble fila, en la puerta del vado o en la plaza de personas con movilidad reducida”….¡TRA, TRA!
¿Con qué cultura de prevención crees que se quedará tu peque? ¿Hará lo que le explicas o lo que haces?
Somos su ejemplo con lo que decimos, pero sobre todo con lo que hacemos
Tras esta reflexión, unos tips cronológicos:
- Los bebés no tienen conciencia del riesgo, de hecho, su forma de crecer y de aprender es a través del descubrimiento, de explorar, de tocar…
- Una curiosidad que no podemos coartar, que es necesaria para su desarrollo y por lo tanto es nuestra responsabilidad la de adaptar los espacios en tanto empiezan a desplazarse por sí solos.
- Si nos fijamos en los bebes, nos daremos cuenta de que sus primeras reacciones son relativas a las emociones, al afecto, a la capacidad sensorial y motora.
- Es a partir de los 5 o 6 años cuando los peques empiezan a desarrollar la percepción del riesgo, a través de experiencias propias y de tus enseñanzas y actitudes respecto a nuestra seguridad y a la de los demás.
- Percepción que culmina sobre los 10-12 años con la capacidad no solo de detectar el riesgo, también de prevenir.
- No hace falta que recordemos que a partir de esas edades empieza otra etapa, donde si ya hemos sentado las bases de la prevención, estas servirán de fuertes raíces para otros riesgos típicos del desarrollo adolescente.
¿Cómo educamos en prevención?
Además de la coherencia entre lo que decimos y lo que hacemos (ejemplo de seguridad vial infantil), nosotros le damos mucha (pero mucha) importancia a educar de forma natural, sin miedo.
De hecho, uno de los errores (esto da para otro post) que cometemos como m(p)adres es inculcarle nuestros miedos, en lugar de educar en prevención.
Lo vamos a ilustrar con algunos pequeños detalles, pequeños en apariencia pero que no dejan de ser la semilla de esas raíces que les va a sujetar en su vida como adultos, ya no digamos como adolescente.
- Puedes enseñarle qué es el 1-1-2, dibújalo, píntalo, recórtalo mientras hablas (habláis) de su función, de cuando hay que utilizarlo, de que son cosas que pueden pasar y estar preparados para saber cómo actuar nos da más tranquilidad (tranquilidad: fíjate que palabrón tan importante hablando de una emergencia).
- Vais de vacas a un hotel. No ignores el cartel que hay detrás de la puerta. ¿lo has visualizado alguna vez? Hazlo con tu peque, enséñale para que sirve, por donde hay que salir en caso de emergencia y lo fácil (otro TOP hablando de emergencia) que nos lo pone el cartel de ubicación. Si eso es lo primero que haces al llegar al hotel como costumbre, es un acto que interiorizará de forma natural, sin miedo, como abrocharse el cinturón del automóvil nada más sentarnos.
- En la piscina (verás que no podemos olvidarnos de #OjOPequealAgua), dile que “exija” (sí, tal cual) que un adulto esté en el agua con ellos (sobre todo cuando nos reunimos la familia o los amigos en manada y el “no estabas vigilando tú” siempre precede a una tragedia). Que siempre haya un «Guardián del agua».
- Enséñale la conducta PAS como una historia para que pueda entenderla, asimilarla, interiorizarla.
- Incluye la conducta AVA en tus salidas y hazle participe, su opinión es importante y tenerla en cuenta le hará crecer en prevención.
Y sí, puedes enséñale la “V” de ventana abierta, que debe estar siempre cerrada porque es lo mejor para todos, agradece que te lo comunique, que lo detecte en tu casa y en cualquier hogar.
Como verás la “V” es una semilla de prevención, un colchón o seguro más cuando todo falle, como lo es tu actitud y los dispositivos de seguridad infantil para evitar caídas desde ventanas y balcones. Es la conjunción de todo la que nos asegura que no haya riesgos en el presente y que creemos unas bases fuertes para el futuro.
Esperamos, de verdad, haber resuelto las dudas que nos planteáis respecto a la educación preventiva, por eso no nos quedamos solo en el tema ventanas, son detalles, son semillas pero también abono, riego….y gracias a ti, a todas estas acciones, el futuro tendrá una sociedad más responsable con su seguridad y con la de los demás.
La difusión de este post es abrir la ventana (esta sí) de la prevención con otras familias y profesionales de la educación infantil. Te lo agradecemos, como también que valores las horas de trabajo que le hemos dedicado y cites la fuente, cumpliendo también con la legislación vigente.
© M Ángeles Miranda (Auditora-Consultora- Formadora de seguridad infantil) para la campaña de prevención de caídas desde ventanas y balcones #OjOVentanaAbierta